Posiblemente el heavy metal actual y estilos como el Speed o Thrash metal, no habrían
existido sin toda la explosión de grupos británicos que hubo entre 1975-85. Una década donde
un montón de bandas que surgieron a la par que los grupos punk, pero más influenciados por
los dinosaurios sinfonico-progresivos sentaron las bases del hard rock y el heavy metal. Gracias
al empuje de por un lado el D.J. Neal Kay, el tipo detrás de las famosas “Soundhouse tapes" y
el periodista musical Geoff Barton que sería el encargado de acuñar el término para este
nuevo género, comenzaría el desfile de un puñado de bandas que dejarían su sello en la
historia.
Obviamente Iron Maiden y Def Leppard han sido quienes más réditos han sacado desde sus
inicios, pero bandas como Tokyo Blade, Praying Mantis, Tygers of Pan Tang, Diamond Head,
Blitzkrieg o Angel Witch son indispensables para adentrarse en estas páginas doradas del
heavy más clásicos.
Aunque en este caso nos vamos a centrar en una banda surgida en la villa obrera de Leek en el
distrito de Staffordshire. El cantante Dave Hill y el guitarrista Mal Spooner provenientes de las
cenizas de una banda de glam rock de principio de los 70 llamada Iron Cross, deciden dar vida
a Demon. Para ello se unen al batería John Wright, el bajista Chris Ellis y el fenomenal
guitarrista Les Hunt. Tras un par de singles en 1981 ofrecerían al mundo su fantástico debut
“Night of the demon", título que junto a su portada homenaje al cine de George A. Romero o
Lucio Fulci, nos daba pistas de por donde irían la temática de las letras: muertos vivientes,
pesadillas, esoterismo y una puesta en escena en la época con máscaras y disfraces por parte
de Dave Hill muy al estilo de Peter Gabriel en su época con Genesis. Y en lo musical un disco
dividido en dos partes; las primeras 4 canciones las más duras y con letras más oscuras donde
con esa contundencia hard rockera que luego continuarían sobretodo ya mostraban sus señas
de identidad, guitarras a lo Praying Mantis y esa voz rota y tan especial de Hill. “Night of the
demon" o “Into the nightmare" dan buena muestra de ello. El resto del disco nos muestra un
sonido más rockero y añejo que nos recuerda a unos Ufo, Wishbone Ash o incluso Thin Lizzy.
Pero con grandes temas como “Liar" o su clásico “One helluva night" que eran piezas clave en
su repertorio. En fin, una inmaculada carta de presentación en forma de disco de culto que
anunciaba que algo grande se estaba cocinando.
Y voilá, al año siguiente nos dejaron el que es sin lugar a dudas uno de los mejores discos de
hard rock de todos los tiempos “The unexpected guest". En este caso ni dieron tregua y
concebieron un album maravilloso con una historia entrelazada de la liberación de las fuerzas
del mal tras una sesión de ouija. Tras la inquietante intro nos regalan el tema insignia de su
carrera “Don' t break the circle", pura adrenalina con ese coro clavándose en tu cerebro.
Futuras generaciones pudieron descubrirlos gracias a la versión que los germanos Blind
Guardian se marcaron en su segundo álbum “Follow the blind". “The spell" (empiezan a usar
teclados de apoyo en beneficio del sonido), “Sign of the madman" y todas hasta el final con
“Deliver us from evil" hacen que este disco sea de lo mejor que nos brindaron estos
talentosos músicos. Guitarras dobladas muy al estilo “Thin Lizzy", y esa voz atormentada de
Dave Hill que te llega hasta el fondo del alma. Mención aparte el temazo “Have we been here
before" con ese aire de himno inmortal y a la vez festivo. Una de las cosas más chocantes es el
tema de las letras en estos dos primeros discos, ya que su tematica oscura es mas propia de
grupos de thrash o black metal que no de corte clásico como Demon.
Abordamos aquí un punto de inflexión en el estilo de la banda con la publicación del trabajo
“The plague". Por un lado tenemos el cambio de rumbo en las letras, abordando una historia
distopica sobre una sociedad devastada por el poder y las enfermedades al estilo de 1984 de
Orwell o de V de Vendetta por buscar una analogía más actual. Y lo más resaltante, el giro
musical en la banda, que sin perder esa base hard rockera nos muestran aquí un notable
acercamiento al estilo prog-sinfonico que en ese momento estaba en auge en tierras
británicas. Marillion, Pallas y en especial Yes, fácilmente te vendrán a la mente a ,o largo de
todo este album donde los teclados de Andy Richards que ya había colaborado con ellos en el
disco anterior tienen mayor peso en este caso. Para mí es otro disco imprescindible en la
discografia del grupo y cañonazos como “The plague", “Nowhere to run" o “Blackheath" dan
buena cuenta de ello manteniendo esas guitarras poderosas y la cruda voz de Hill narrando
esta visión apocalíptica de la sociedad. Como dato premonitorio, recomiendo prestar atención
a “Fever in the city" donde ya vaticinaban algo similar al covid 19 con casi 40 años de
antelación. El 17 de noviembre del año pasado la banda deleitó a sus fans con un concierto en
su distrito natal conmemorando las 4 décadas de este trabajo.
Y llega el momento de abordar el que para muchos es el album más extraño y controvertido en
la discografia de la banda. Primero decir que este disco supuso varios cambios en el seno del
grupo. Gavin Sutherland entraría como nuevo bajista, Steven Watts se encargaría de los
teclados como miembro ya permanente en la banda, y por último John Waterhouse se
encargaría de la guitarra solista y en un futuro seria el único en desempeñar este trabajo ya
que a mitad de proceso de grabación, una neumonía se cobraría la vida de “Mal Spooner",
miembro fundador y máximo compositor junto a “Dave Hill" de todos los temas. Esto llevó un
retraso en la publicación de “British standard approved" pero finalmente en 1985 editan el
hijo díscolo en su carrera. Supongo que para todas las bandas influenciadas por el progresivo y
sinfónico de la época era de recibo crear su propio “The wall" o “The dark side of the moon"
y esto es lo que nos encontramos aquí. De nuevo la historia tiene tintes conceptuales
abordando la historia de un viaje en trasantlatico a principios del siglo pasado, donde se
contrarrestan las diferentes clases sociales del pasaje y la dura vida de los trabajadores del
barco. Todo ello mezclado en una atmósfera donde sobretodo el bajo y los teclados llevan el
peso musical entrelazados con sonidos de engranaje de la maquinaria y conversaciones entre
tripulación y pasajeros muy al estilo de las composiciones de “Pink Floyd" o inclusive “Rush".
Desde el arranque con “First class", ya puedes intuir por donde van a navegar baja la
redundancia nuestros queridos Demon. Pero he de decir que para nada es un mal disco, se
aleja del estilo de sus inicios pero tiene momentos de gran calidad. “Proxima" o en especial
“Touching the ice" con esa entrada del bajo fascinante y un Dave Hill que en el estribillo en
tonos bajos a veces casi susurrantes te hiela la sangre. Incluso coquetean con el folk y el pop
como en “Wonderland" que podría haber competido con cualquier cancion de las que
sonaban en las radio fórmulas de la época. El cierre final con ese “Dios bendiga a su majestad"
nos deja una obra que siendo la más alejada de su hard rock contundente es pieza clave en el
monto de su carrera y un curioso legado póstumo al gran “Mal Spooner" a quien le dedican
todo el disco.
nos encontramos un album mucho más elaborado que el anterior y que volvía a poner a la
banda en primera línea. La traducción del título vendría a ser nuestro refrán old shcool: más
vale malo conocido…. La banda volvió a salir de gira, y os recomiendo especialmente que si
tenéis oportunidad rescateis la actuación que dieron en el Keep it true festival del 2006.
Y
Y nos plantamos en 2012 cuando publican esa maravilla llamada “Unbroken", un album donde
confirman que han vuelto para dar guerra. Con una formación ya bastante estable,
principalmente hay que destacar el trabajo en las guitarras de Paul Hume y David Cotterill que
vuelven a envolvernos en esas melodías ochenteras que tanto nos gustan. Como amo el hard
rock, como disfruto con la elegancia y clase de un buen grupo, en definitiva como disfruto con
Demon. Desde el arranque inicial con “Prey" ya nos elevan a la quinta esencia de este género
con esas guitarras destripantes y muy pronto con el tema título y ese estribillo que podía sonar
en cualquier peli de los 80 y un apoyo fantástico del teclista Paul Farrington nos dejan claro
como dice mi gran amigo Luis Baños que el que tuvo retuvo. En este caso no hay medias tintas,
la guitarra inicial de “Wings of steel" nos sumerge en otra maravilla con ese toque de
distinción a lo Magnum, y un solo que me trae recuerdos de mi añorado Criss Oliva. Con “Fill
your head with rock" se marcan un himno atemporal para corear puño en alto y de nuevo
esas guitarras acabando en una vorágine de escalas. Con “We can make it" el fantasma de Phil
Lynott se nos presenta en este medio tiempo donde incluso los maravillosos arpegios de
guitarra nos traen a la mente a un joven John Sykes. Y así hasta el final del disco. De nuevo con
un Dave Hill que no desfallece y estamos hablando de un señor coetáneo de Halford o Byford,
incluso puede que mayor, creo que actualmente ya se adentraba en la segunda recta de la
setentena. Alguien que con ese bigotillo y muchas veces la típica gorra y esa apariencia de
bonachón, bien podría ser el típico inglés que te encuentras en un pub tomando unas pintas y
viendo a su equipo de fútbol favorito, quien diría que en realidad es uno de los mejores
cantantes de este estilo, aunque no tenga el merecido reconocimiento. Sin duda el mejor disco
desde su retorno y de nuevo me gustaría recalcar el colosal trabajo en las guitarras, basta con
escuchar el cierre del album “I still believe" para constatarlo.
Y cuatro años después nos brindan el que hasta la fecha es su último larga duración en estudio,
el muy solvente “Cemetery junction". Una buena continuación al trabajo anterior donde ya
desde el inicio nos vienen esas referencias a sus paisanos Magnum o incluso a los clásicos Ufo,
especialmente en “Life in Berlin", sentido homenaje a la capital del país donde posiblemente
más queridos sean. En “Turn on the magic" nos vuelven a mostrar esos riffs potentes y
estribillo típico de la época. En “The best is yet to come" según palabras del vocalista siempre
tuvo en mente ese mundo apocalíptico de la película Mad Max y bien encajaría como
soundtrack de futuras entregas. Como digo un muy buen disco de los britanicos donde siguen
mostrándonos ese hard rock imperecedero plagado de grandes riffs y melodías grandiosas.
En 2019 editaron el recopilatorio “The devil rides out", donde la única novedad es la canción
que da título. Surgió como encargo para un videojuego de mismo nombre, creado por
Michaela Ivason una de las fundadoras del Sweden rock festival y amiga personal de Hill,
fruto de las veces que la banda ha tocado en este reconocido festival. El resto lo componen
canciones de sus 3 primeros álbumes y el bonustrack que aparecía en “Unbroken". Una muy
buena manera de empezar a conocer a estos monumentales músicos.A parte de un single sumán
dose a temas navideños, el simpático “A merry christmas time” conclip incluido, la banda de momento no ha editado nada nuevo. Han seguido ofreciendo varios
conciertos y actuaciones en festivales y al menos nos consta que siguen en activo a expensas
de ofrecernos nuevo material.
Para escribir este artículo me he sumergido una vez más en toda su discografia y de nuevo la
realidad de no verlos entre los grandes del género me invade con una mezcla de nostalgia y
desazón. Así que si sois amantes de las grandes bandas británicas que a principios de los
ochenta nos legaron un estilo inconfundible de hard rock potente y melódico, plagado de
grandes riffs de guitarra y estribillos para la posteridad, no dudes en revisar el catálogo de
estos veteranos surgidos de aquella explosión de talento y creatividad que fue la NWOBHM.
Sergio Arroyo “The mountain king